martes, 15 de octubre de 2013

El viaje de la berenjena

Es viernes en la mañana y aún no había conseguido el lugar en donde realizar la crónica sobre “la ruta de”, no sabía en qué lugar hacer la investigación y mucho menos el producto que sería objeto de mi interés, hasta que una compañera propuso una salida de campo entre varios de nosotros y así fue como arreglamos un viaje al kilómetro 20 vía Cúcuta.
La salida se realizó el domingo en las horas de la tarde, el lugar de encuentro fue la plaza Guarín en donde se encuentran los buses para ir a aquel lugar, todo estaba preparado para salir a las 2 de la tarde, hora propicia pues el bus demoraba aproximadamente una hora en el asenso, al principio, la verdad, estaba a la expectativa pues si bien había pasado por allí en viajes anteriores, nunca me había detenido en alguno de los caseríos que se veían en los alrededores y mucho menos tenía conocimiento de algún cultivo ubicado en aquel sitio.
En el transcurso del recorrido, todo se va haciendo más extraño, la ciudad va quedando atrás, hasta el clima empieza a bajar, la vegetación se va haciendo más verde y más extensa. En el momento en que llegamos, solo vimos una casa al lado de la carretera, allí descansamos por un par de minutos hasta que nos indicaron el lugar en donde nos encontraríamos a unos habitantes de la zona  quienes de inmediato nos guiaron a través de la vegetación para ver varios cultivos, estos no eran en grandes extensiones, por el contrario, se notaba que hacían más parte de la despensa local que de productos destinados al comercio en la ciudad, y es que, como nos explicaban ellos, las personas del lugar se han dedicado a la construcción de la carretera (la doble calzada): -por aquí ya casi nadie cultiva, es que da más ponese a trabajar en la carretera que cultivando el campo-, en el momento que escuche este comentario, pude recordar el pasado paro campesino y las predicciones de un panelista invitado a un noticiero local en el que decía que con la situación actual de los campesinos, la producción agrícola estaba a punto de desaparecer, ese comentario que en su momento calificaron los demás invitados como exagerado, ahora, yo no lo creía tan descabellado.
Mientras caminábamos entre algunos cultivos me fije en un fruto en especial, su aspecto era como un melón de color blancuzco que estaba unido a una rama rastrera, aparentemente no venía de ningún lado, florecía en medio de la maleza con solo una hoja que lo acompañaba, al preguntar a uno de nuestros “guías improvisados” sobre el fruto al que dirigí mi mirada, me contestaron: - eso es una berenjena-, -pero acaso, las berenjenas no son moradas-, -jajajaja, si pero también las hay blancas, y son éstas-, este hecho me probó una vez más mi total ignorancia en asuntos del campo, así que solo sonreí y opte por tomar un par de fotos; había encontrado el producto en el cual basar mi investigación.



Siguiendo la dirección de la enredadera a la que estaba adherido el fruto, encontré toda una zona llena de hojas grandes en forma de “picas” de esas que aparecen en una baraja de póker, y debajo de ellas otros frutos de berenjena aún muy pequeños. También me fije que en medio de las hojas sobresalían unos capullos de flor amarilla, lo que después me explicaron eran de donde provenían las berenjenas, es decir, ellas nacían como un capullo de flor, luego la flor se abría exponiendo así el fruto aun “tierno”, poco tiempo después los pétalos de la flor caían dejando completamente descubierta la berenjena la cual iba creciendo hasta alcanzar una proporción media, momento en el que el agricultor la cosecha. Después de este proceso, algunas berenjenas son repartidas entre los vecinos, otras se venden y las que quedan son dejadas para el hogar del agricultor, éste a su vez escoge dos o tres para partirlas, dejarlas al sol por unos días y al final recoger las semillas que esparcirá de nuevo en el campo en el proceso de cultivar.








Fascinado por la belleza del paisaje, por los diferentes cultivos y por la neblina que bañaba el ambiente con un hálito de pureza, me interné más en la vegetación, fotografíe un par de frutos más, hice otro par de preguntas sobre el proceso, la tierra o abono que se necesitaba y los costos que representaba mantener el cultivo, a lo que me contestaron con:- por eso solo cultivamos lo necesario, porque sinceramente, esto no da pa más-, lo cual me llevó a pensar que es una lástima que la situación de los campesinos haya llegado hasta este punto de miseria, que sería una pena perder todo aquel paisaje que me rodeaba, pero que si seguíamos así, el comentario del aquel panelista que vi un día en televisión pasaría de ser una exageración a una realidad innegable.






lunes, 14 de octubre de 2013

Fotografía

Objetos













Paisajes con técnicas visuales 


Acento


Actividad


Asimetría


Audacia


Complejidad


Continuidad


Difusividad


Economía


Equilibrio


Exageración


Inestabilidad


Inestabilidad 2


Irregularidad


Predictibilidad


Profunda


Profusión 


Realismo


Regularidad


Simetría


Simplicidad


Singularidad


Transparencia 


Unidad


Yuxtaposición 

Retratos















Secuencia de imágenes