De mi infancia no recuerdo mucho, la verdad a mi
mente solo llega un par de “flashback”, sobre algunas fiestas, algunas
personas, juegos con niños de mi antiguo barrio e interminables madrugadas para
alistarme e ir a la escuela “Anexa Domingo Savio” en el inicio de mi vida
escolar. De las cosas que recuerdo, está las mañanas en las que no tenía que
caminar hasta la escuela pues un tío tenía una bicicleta en la cual me llevaba
hasta la puerta de la institución, por supuesto no se podía todos lo días, así
que aquellos días en los que caminaba, no lo hacía solo porque afortunadamente
tuve primos de mi misma edad y que estudiaban en la misma institución, pero en
especial compartí con uno las caminatas hasta la escuela, ese se convertiría en
mi compañero infaltable en esos primeros años de escolarización.
En esos primeros grados, no me acuerdo mucho de mi
inicio en la lectura, recuerdo algunos episodios en los que me veo a mí en
pre-escolar haciendo palitos y bolitas o algún otro trabajo artístico,
sinceramente no creo que de ahí venga mi gusto por la lectura, salvo, por los
pequeños libros infantiles que habían en el salón de clase, pero incluso en
ellos la lectura no era tan considerable porque lo que ocupaba la mayor parte
de espacio eran los dibujos, tal vez por eso eran tan populares entre todos los
alumnos de ese primer grado, así que me atrevo a decir que lo que impactaban
eran las imágenes que contaban una historia más que el relato que pudiese estar
impreso.
Sin embargo, de pre-escolar, tengo varios recuerdos
que son muy preciados para mí, pues en él desarrollé varios trabajos, me
interesaron las manualidades (incluso ahora que soy mayor, me sigue gustando),
y los colores.
En los años siguientes, avanzando en mi recorrido
escolar, no puedo definir muy bien los recuerdos de cada grado, solo puedo
decir que en ellos me exigieron la compra de una cuaderno rayado y otro doble
línea, sí de esos que sirven para practicar la letra cursiva, porque si algo me
querían enseñar en esos grados fue la letra cursiva, cosa que me parecía
hartísimo, pues tengo que admitir que mi caligrafía en escritura normal era
pésima, ahora uno se podría imaginar como tendría la letra en mis escritos
cursivos, además, si le añadimos que para mis profesores la única solución era
dejarme interminables planas sobre como hacer palos y bolitas, como si eso en
algo pudiera ayudar, porque sinceramente, en qué podría ayudar hacer una bolita
y aparte un palito sino se utiliza para elaborar letras que pasan a formar
palabras, es decir, todo se quedaba en un primer nivel pero no había avance
alguno, solo hasta que estuve en un grado intermedio de secundaría, pude tener
una mejor caligrafía, gracias a las diferentes actividades de escritura que me
dejaban en todas las asignaturas.
En fin, siguiendo con mi recorrido, la letra cursiva
nunca fue mi fuerte, aunque no puedo negar que me parece muy bonito ese estilo
de caligrafía cuando lo veo, pero personalmente no he logrado mejorar ese tipo
de letra. Después vino las boletas que nos regalaban para ir a cine como modo
de diversión, yo solo fui a una función, las otras se quedaron en medio de un
cuaderno que utilizaba para hacer ejercicios de matemáticas o alguna otra
materia. Al poco tiempo llegaron las “tareas” para la casa, que incluían la
búsqueda de palabras extrañas en un diccionario para escribir su significado, o
la escritura de palabras que comenzaran con determinada letra, no puedo evitar
acordarme que yo podía recorrer toda la casa en busca de alguna palabra nueva
que incluir en ese listado que me pedían, también preguntaba a cada uno de mis
tíos y sus esposos o esposas para que me dijeran que más podía agregar,
actividad que solía repetirse cada semana.
Entonces, llegó el un nuevo año y con él el ultimo
curso de mi primaria, durante ese tiempo la materia que más aprecie, para
sorpresa de muchos, fue matemáticas, la profesora que me dictaba esa asignatura
era buena en lo que hacía, explicaba muy bien los ejercicios y veía en los
estudiantes el potencial que tenían, tal fue su dedicación que antes que
terminara el año nos llevo algunos formularios para colegios importantes como:
el tecnológico o el salesiano, yo personalmente tomé uno del tecnológico, también
por recomendación de la profesora, para llevarlo a mi casa, les expuse a mis padres la idea de pasar a
ese colegio que aunque ya implicaba un mayor sacrificio, por otro lado también
tenia unos beneficios importantes, como por ejemplo: alejarme del ambiente en
el que vivía en el cual la mayoría de los niños no pensaban en pasar más allá
de la escuela o su permanencia en colegios cercanos no duraba muchos pues los
compañeros con lo que se veían mezclados nunca buscaron avanzar en el estudio,
por el contrarios siempre les gusto la vida que llevaban los ladrones, vagos o
“ñeros” que se podían ver en los diferentes barrios del sector, esta vida nunca
me gusto, pues siempre vi en ella una necesidad de hacer daño sin razón, solo
porque se sentían más “malos” al andar en grupos y ser señalados como la oveja
negra de la familia.
En fin, siguiendo con el tema, gracias a la profesora
tuve la oportunidad de conocer algo más allá del barrio en que vivía, conocer
nuevos compañeros y nuevas posibilidades.
Así es, entré a estudiar en el tecnológico, en él
pasaría toda mi secundaría. Mi primer año en este colegio fue difícil, pues me
intentaba acoplar a otro método de enseñanza, los profesores tenían una
exigencia mayor y los temas eran más amplios, pero lo que me gustaba realmente
eran las clases de español, la profesora se tomaba el trabajo de leernos
fragmentos de cuentos, o novelas para introducir temas, la tertulia se hacia
cada vez más interesante pues durante todo el sexto grado, la clase de español
se basaba en la lectura de diferentes textos. La profesora que dictaba esta
clase solía recomendarnos asistir a la biblioteca pública para buscar libros
que fueran de nuestro gusto, es así como un día le seguí la cuerda a mi
profesora y asistí a la biblioteca Turbay, lo recuerdo muy bien, un viernes
llegué con la idea a mi papá para que él me acompañara pues yo no sabía donde
quedaba esa biblioteca ni como me devolvía a mi casa, pues si podemos recordar,
yo apenas estaba saliendo al mundo. Así aconteció que al día siguiente mi papá
me levantó temprano para que me diera tiempo de alistarme y poder llegar
temprano a la biblioteca para que pudiera estarme un buen tiempo en ella; él me
dejo en la entrada de el establecimiento y quedó de recogerme al dar el medio
día, con lo que me dio tiempo y espacio para poder mirar diferentes libros,
conocí los espacios de la biblioteca, los diferentes pisos y las diferentes
actividades que tenía en ese momento para ofrecerme, desde cine, hasta
tertulias literarias. Yo creo que a partir de este momento la literatura me
empezó a interesar mucho.
El siguiente año, es decir, séptimo, mi desempeño en
la asignatura de español siguió mejorando, no sé si por el interés que nació
por la lectura, o por la clase de la profesora, el caso es que esas clases las
disfrutaba mucho y mi rendimiento era tan bueno que la profesora me tenía en
cuenta en el trascurso de las dos horas y al final del curso me felicito por el
trabajo realizado durante todo el año, eso me hizo sentir muy bien, es
estimulante saber que uno es bueno en un campo y que para uno ese interés le
nace y no le es impuesto.
Los siguientes años pasaron sin mayor acontecimiento,
los profesores que vinieron no tuvieron un efecto importante en mi proceso, ya
en mi esta instaurada el gusto de la lectura y lo seguía por mi cuenta, sin embargo no descuidaba mis deberes estudiantiles en el área de español (en otras
mi desempeño nunca fue tan bueno), por el contrario me iba muy bien. Hasta que
llegué al grado 10, donde tuve una profesora exigente, realmente exigente, esta
profesora me hizo conocer la literatura clásica, aunque la verdad me fue muy
mal cuando estaba empezando el año, pero me repuse, le dedique un buen tiempo a
está materia, trabajé, leí, participaba en clase, y esto tuvo su recompensa
pues recupere una buena nota, pero más que la nota lo que me queda de ese año
fue la dedicación y el esfuerzo, aprendí que leer no es solo leer, implica un
análisis profundo, una trabajo cuidadoso e incluso una investigación.
Vino once y con el mi graduación, las expectativas en
cuanto a seguir una carrera universitaria eran mucha, presenté el Icfes, saque
un buen puntaje, pero me deje llenar la cabeza de ideas como que el estudiar
ingeniería era tener un buen futuro, es pos esto que mi primera experiencia en
la universidad la viví con la ingeniería de sistemas, pero en ella no destaque,
por el contrario me costaba demasiado trabajo concentrarme para aprender
formulas y procesos, así que como era de esperarse, no me fue muy bien,
entonces tomé la decisión de cambiar de carrera, es así como hoy puedo decir
que estoy estudiando Licenciatura en Español, que me gusta esta carrera, que me
interesa conocer más de literatura y de otras muestra de arte, que me siento
bien estudiando lo que estudio y por eso creo que con esta carrera puedo
progresar, pues cuando se hace algo con interés, con gusto, todo sale bien.